Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.

El algodón y el poliéster
No podemos hablar de la industria textil sin pensar automáticamente en palabras como algodón y poliéster, así como, actualmente, en sostenibilidad, ya que esta industria está considerada la segunda más contaminante del mundo.
El algodón es, con diferencia, la fibra natural más importante y se ha utilizado desde la antigüedad. Los tejidos de algodón más antiguos datan de alrededor del año 5800 a.C. y fueron descubiertos en México, pero no fue hasta la Edad Media cuando esta fibra empezó a utilizarse ampliamente en Europa.
El poliéster, al ser una fibra sintética, tiene un origen mucho más reciente. Tal como lo conocemos, se produjo por primera vez en 1941, con el nombre de «terileno». El nombre procede de la contracción de la abreviatura «ter», que hace referencia al término «termoplástico», con «ilene», que se refiere a la estructura química del compuesto de polietileno. La producción experimental de hilo de esta fibra no comenzó hasta 1947, y fue en 1953 cuando se produjo a gran escala. El poliéster (PET) empezó a cobrar una importancia considerable a partir de 1990 y actualmente el 80% de todos los hilos de filamento se producen con esta fibra.
En 2020, se produjeron aproximadamente 32 millones de toneladas de fibras naturales, de las que el algodón destaca por un amplio margen. Estas cifras contrastan con los 81 millones de toneladas de fibras químicas producidas sobre una base sintética o celulósica, de las cuales el poliéster (PET) corresponde a la mayor producción, principalmente como filamento.

Consumo de fibra per cápita
Se calcula que 40 millones de fábricas de todo el mundo producen fibras naturales (empleando a más de 200 millones de personas) de las cuales 29 millones se dedican a la producción de algodón.
La producción de algodón está dominada por países como India y China; teniendo África la producción de algodón más valorada, ya que allí se produce uno de los algodones más raros del mundo, el algodón egipcio Maco, codiciado por su calidad.
Hasta la década de 1990, Europa Occidental y Estados Unidos dominaban la producción de fibras sintéticas; hoy en día, el 80% de estas fibras se fabrican en Asia, principalmente en China, debido a los costes de producción más baratos y a las ventajas logísticas de contar con fibra producida localmente.

Desarrollo de la producción de fibras artificiales
Dado que se prevé que el consumo de fibras textiles siga creciendo y teniendo en cuenta el impacto social y ecológico de este crecimiento en el mundo, es urgente encontrar alternativas más sostenibles a estas fibras ampliamente utilizadas en la industria.
El hecho de que los consumidores más jóvenes estén más interesados en las cuestiones de sostenibilidad que las generaciones mayores, combinado con los compromisos de las marcas, significa que la demanda de algodón más sostenible sigue en aumento. Además, dado que la población mundial se está centrando en productos de buena calidad y duraderos desde una perspectiva técnica y de rendimiento, también podemos ver cómo se presta cada vez más atención a las fibras sintéticas en el mercado. Para satisfacer todas estas necesidades, ha surgido un creciente interés por alternativas como el algodón orgánico y las fibras recicladas, incluidos el algodón y el poliéster.
El algodón ecológico se produce sin utilizar fertilizantes sintéticos, herbicidas ni pesticidas. La planta se cultiva utilizando únicamente abonos naturales y después se cosecha y almacena sin rodenticidas ni fungicidas y, cuando se lava, no se blanquea ni se trata con ningún producto químico, sino sólo con jabón natural.
En cuanto al poliéster reciclado, existen dos tipos: uno que se recicla mecánicamente, caracterizado por un fuerte tono amarillento, por lo que solo debe utilizarse para teñir con colores oscuros (negro y azul marino); otro que se recicla químicamente. Ambos se comportan de forma muy similar al poliéster virgen y consiguen aportar valor a la cadena de la economía circular.
El futuro del planeta está en manos de productores y consumidores, es decir, de todos los implicados en la cadena de la industria textil. Dado que los propios consumidores siguen denunciando una falta de claridad e información sobre alternativas más sostenibles, nos corresponde a nosotros, profesionales y productores de esta industria, colmar estas lagunas y educar a nuestros consumidores sobre las ventajas de utilizar estas fibras, a fin de garantizar un futuro mejor y más seguro para todos.
Referencias:
(Sustainability Innovation in the Textile Industry: A Systematic Review,2023)
(Veit,2022)
Fibers: History, Production, Properties, Market – Dieter Veit – Google Libros
(Natural and Sustainable? Consumers’ Textile Fiber Preferences,2023)
(Karthiky otros,2014)
Environmental Analysis of Textile Value Chain: An Overview | SpringerLink